Yo el convertido Y ahí estabas Jesús En las aguas del Jordán, El espíritu bajando A tu cabeza majestuosa Me miraste y sonreíste, Tomando nuevamente mi mano Y yo el convertido caminé esta vez Tu agua, entendí tu lenguaje Limpio y claro. ¿Ho Dios porqué yo.? ¿porqué? Y el guerrero tensó su arco, Disparó sus flechas Y las detuve en el aire, No llegaron al Sol, Que él aún tiene que brillar, Porque en su casa Duerme el Ángel de Yaveth Solo ellos serán salvos, Los cielos y la tierra se han acercado, Voy muy pronto por mi pueblo, Tengan fe no teman, Ustedes estarán conmigo, Por cuidar del Ángel de mi Padre Avelino 9/10/2011 22:45Hs
El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle "pancakes" a sus papás para desayunar. Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito. Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los "pancakes", pues ni siquiera sabía cómo usar el horno. Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo. Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre. Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo. "Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre. Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida. Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer. Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad. Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial. Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos." Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10.
Yo el convertido
ResponderBorrarY ahí estabas Jesús
En las aguas del Jordán,
El espíritu bajando
A tu cabeza majestuosa
Me miraste y sonreíste,
Tomando nuevamente mi mano
Y yo el convertido caminé esta vez
Tu agua, entendí tu lenguaje
Limpio y claro.
¿Ho Dios porqué yo.?
¿porqué?
Y el guerrero tensó su arco,
Disparó sus flechas
Y las detuve en el aire,
No llegaron al Sol,
Que él aún tiene que brillar,
Porque en su casa
Duerme el Ángel de Yaveth
Solo ellos serán salvos,
Los cielos y la tierra se han acercado,
Voy muy pronto por mi pueblo,
Tengan fe no teman,
Ustedes estarán conmigo,
Por cuidar del Ángel de mi Padre
Avelino
9/10/2011
22:45Hs
El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle "pancakes" a sus papás para desayunar.
ResponderBorrarEncontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo.
La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito.
Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los "pancakes", pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.
Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo.
Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.
Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.
"Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre.
Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida.
Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.
Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.
Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial.
Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos."
Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10.
por:Roxana Arce Peraza